Doubts [Privado Elizabeta]

-El austriaco se encontraba muy atento en la clase de música, anotando cada acorde que el profesor anotaba, sin perderse de ningún detalle, ordenado, como siempre con sus cosas. A tres puestos de él, estaba sentada la húngara, con cara de duda. Quiso ser todo un caballero, como siempre, y acudió a su puesto a verficar si tenía alguna duda-

- Disculpe mi intromisión, Señorita Hedervary... pero la he visto desde mi pupitre, y su rostro me dice que no entiende del todo la materia. ¿Puedo ayudarla en algo? -El pelinegro le preguntó de la manera más educada y caballerosa que se podía preguntar algo a una mujer-

-sonrió levemente- No se preocupe por mis deberes, están todos completamente hechos -Desvió la mirada hacia su banco, donde el cuaderno yacía cerrado, y el pequeño estuche metálico estaba encima de éste, todo totalmente ordenado- Así que... Si ve algo que no entiende, no dude en preguntarme, haré todo lo posible para resolver todas sus dudas -habló con seguridad-

-rió delicadamente ante el comentario de la chica de ojos verdes- Oh, por favor, no se lo tome como un gasto de energías de mi parte, tómeselo como tiempo distribuído en una amistad, suena mejor -dijo algo sonriente- Bueno... -desvió un poco la mirada- ¿Puedo acompañarla mientras termina lo que debe hacer? Si soy producto de distracción, por favor, no dude en avisarme -aclaró-

-Rió junto a ella de manera sutil- Un caballero siempre sabe esperar a una damisela -agregó, mientras arreglaba sus lentes con cierta elegancia. Se preguntaba si su caballerosidad comenzaba a estorbarle a la Húngara, por lo que sin alejarse el lado de la chica, tomó un libro, y comenzó a leer, lo último que querría el austriaco era molestarla-

-A quien crees que llamas damisela-Bromiola castaña con tono ofensivo- déjeme informarle que de entre las "damiselas" que usted conoce, no encontrara a nadie como yo, por lo que estoy segura, no entro para nada en el Titulo.

- Entonces he de pedirle unas sinceras disculpas por haberla pasado a llevar en su forma de ser llamada, aquella no era la intención de este caballero -Se disculpó cordialmente ante la chica- Entonces, puedo decirle, Señorita Hedervary, que yo la esperaré todo lo que necesite usted -se corrigió, y lentamente, volvió a dirigirse a aquel libro-

-Naturalmente... ese debería ser mi trabajo, Señor- Sonó algo molesta- Lamentablemente nunca he sabido hacer bien mi trabajo... me disculpo por ellos. Juro que he dado lo mejor de mi- Suspiro.

-Notó aquel tono de molestia de parte de la chica, por lo que contestó de la manera más sutil posible- No se preocupe, la entiendo perfectamente, pero... No diga eso, usted siempre ha sabido hacer las cosas bien, y no tiene por qué disculparse. Simplemente siga siendo tal como es ahora, es una persona encantadora de aquella forma -habló en su típico tono aristócrata, y volvió a concentrar sus orbes violetas en aquellas páginas-

-Solo lo dices por mantener tu compostura de caballero- Susurro a regañadientes- es uno de tus mas grandes problemas.
Terminado aquello volteó hacia su vació cuaderno... nada de la lección se encontraba ahí, ni siquiera sabia que materia habían pasado, sin embargo, no se resignaría a tener que preguntarle a su compañero.
Finalmente, solo para distraer al austriaco, comenzó a escribir las notas, una por una de su canción favorita... aquella pieza tan adorada de Chopin.

- Oh, vamos, jamás mentiría en algo como eso, mentir es algo que no viene conmigo, simplemente no calza con mi personalidad -Le habló un tanto más serio a la de ojos verdes, para él, mentir en algo era poco menos que una blasfemia. Y por tercera vez, vuelve a centrar sus ojos en aquel libro-

-Me queda bastante claro... Soy como tu en ese sentido- respondió sin apartar su vista de los acordes que escribía- sin embargo, respondame usted... omitir verdad ¿es mentir?
"Ademas... si no es por su titulo de Caballero, dígame ¿que hace usted esperando aquí? esperando la conclusión de un deber que ni siquiera se ha comenzado. No lo habías notado, pues... bueno, en realidad no entiendo que pretendes sentado ahí con el libro frente a ti.
De a apoco, las finas notas que comenzaron escritas en el pentagrama, se convirtieron es crudos dibujos marcados con fuerza excesiva sobre el papel.
-En fin... lamento mi perdida de la compostura ante alguien como usted- se disculpo sinceramente- Solo déjeme hacerle saber que debería ser yo quien lo espere a usted- dejo caer el cabello sobre la cara, de modo que esta fuese apenas visible para su compañero.

- Claro que es mentir, no hay duda acerca de aquello -El austriaco escuchó atentamente a la húngara- Si no fuera un Caballero, la estaría esperando simplemente para entablar algún tipo de conversación amistosa, hablar de algo interesante o relevante... -El austriaco cerró el libro, y arregló sus lentes- No creo que fuese así, personalmente no me gustaría hacerla esperar en nada -habló con un tono de sinceridad-

-Por que no?- se volteo rápidamente para mirarlo- dígame usted ¿cual es su verdadero propósito en la vida? ¿que pretende? ¿que desea? Cual es el motivo de sus actitudes... ¿por que insiste en comportarse como un caballero, incluso en frente de alguien como yo?
La respiración de la chica comenzó a agitarse, aquello la alteraba un poco... pero aquel sentimiento que la inundaba, no era enojo, no era molestia... era algo mas que eso. Mas que la duda y mas que la impaciencia. ¿Que era aquel vació?

- Eh... Bueno, porque realmente no me gustaría hacer esperar a alguien como usted, algo personal... -iba a seguir hablando, pero cortó el tema de bruces, disimuladamente, tomándole atención a las preguntas de la chica- Eh.. ¿Cuando yo sea grande? -sonrió, algo melancólico- Desearía ser una gran músico, ser recordado por la historia, tener descendencia, componer canciones.... En fin, un montón de... -su tono de voz bajó un tanto- sueños... -volvió a su tono de voz normal- Y.. contestando a sus preguntas, soy un caballero, porque desde pequeño he gustado de ser una persona formal, culta y moral, encuentro que no es mal estilo de vida, según yo, claro. Y soy un caballero con usted, por que no hay razón alguna para no serlo -notó la agitación de la chica, y por inercia, se preocupó un poco- Disculpe, pero si mi presencia le incomoda, hágamelo saber.

"Si mi presencia le incomoda"...en parte era cierto, pero por muy molesta que pudiera ser aquella presencia ¿realmente deseaba disolverla?
-No, no es que me moleste su presencia- rió melancólicamente- en absoluto. Sin embargo, con respecto a lo anterior... -dudo un momento- no, en realidad no es nada.
Cerro el cuaderno, el cual por cierto seguía sin contener una sola nota de la clase de aquel día. Guardo sus lapices y se acomodo en el asiento.
-En fin, la clase casi acaba- suspiro- usted seguirá con su vida y esta conversación quedara en el pasado...

- ¿Por qué habría de quedar en el pasado? -preguntó, totalmente dudoso- Quedaría en el pasado, pero eso tiene que ver con la voluntad de cada uno, si seguimos conversando, no será solo una conversación más, he de recordar que todo siempre pasa por algo... -habló, esta vez con más simpleza, pero siempre resguardando aquella finura característica de él-

-¿No deseas que quede en el pasado? ademas... ¿sobre que otra cosa podríamos hablar? -se sintió algo nerviosa. Tomo de pronto sus cosa e intento escapar.

- Una conversación espontánea tiene tantos temas como tiempo de duración, ¿Sabía usted? -se dirigió a buscar sus cosas para guardarlas, y vio que la chica se iba apuradamente. Pensó, y se llegó a preguntar si es que le había tomado algo de susto, por la formalidad, decía él- Señorita Hedervary! -la llamó- Se le queda su bolso del almuerzo -apuntó a su puesto-

-Maldición!- susurro entre dientes.
Una señorita no maldice, supuestamente, sin embargo Elizabeta si lo hacia, no era como el común de las chicas, ella tenia su toque... digamos, Especial.
En parte maldijo su cobardía, y por otro lado, el tener que devolverse para recuperar el bolso.
-Gracias- sonrió algo fatigada- Así que "Conversación espontanea" ¿Tiene algún tema para mi Señor?

- Pues, claro, el tema que usted misma inició... ¿Tiene deseos para cuando usted crezca? -Se aclaró la garganta y terminó de ordenar sus cosas, dejando la silla en la posición correcta-

-¿Esta acaso usted llamándome pequeña? -Bromeó -Pues si... a decir verdad tengo un sueño... Sin embargo, este se encuentra muy por sobre las posibilidades que tengo de cumplirlo -Suspiro con desanimo.

Era cierto, el deseo de la chica era realmente casi inalcanzable, por lo que mantenía los limites claros a la hora de planear el futuro. A pesar de todo, aun así era de la idea de que no se pierde mucho al soñar.

-rió levemente ante la broma- Si no es mucha la intromisión, ¿Se podría saber cual es aquel sueño? -la miró a los ojos por un corto lapso de tiempo, tenía cierta felicidad interior por que la Hungara no actuara con ese toque de molestia ante él-